Un elemento esencial que preserva el rendimiento, el nivel sonoro y contribuye a la protección del medio ambiente
La línea de escape, elemento esencial del vehículo, asegura el buen funcionamiento del motor, un rendimiento y nivel óptimos y limita los residuos contaminantes. Sin embargo, está expuesta a importantes variaciones térmicas y mecánicas a lo largo de su vida útil. Las altas temperaturas de los gases de escape, que pueden superar los 900 grados centigrados, así como su acidez, atacan las paredes metálicas internas de los tubos, silenciosos, tubo de expansión, catalizadores y sonda lambda. La humedad, la lluvia, las sales de retirar la nieve y el barro también provocan una degradación exterior y la aparición de óxido. Las vibraciones deterioran los soportes metálicos y los silent bloc* de caucho que sujetan la línea de escape bajo la carrocería. ¡La línea de escape tiene una vida muy agitada! Por lo tanto, es fundamental realizar controles regulares del sistema de escape. Por otro lado, una fuga, un deterioro o valores de contaminación de los gases de escape superiores a los límites vigentes son motivo de rechazo de ITV. Le recomendamos que acuda a un especialista regularmente para verificar la línea de escape y así preservar el rendimiento, nivel sonoro y unas emisiones de residuos contaminantes reducidas.
* El silent bloc es un bloque elástico compuesto por un caucho especial que, comprimido y colocado entre las piezas, permite absorber las vibraciones y los ruidos.
Son síntomas que evidencian el deterioro del catalizador o de una sonda lambda. La sonda lambda es un captador, fijado en la línea de escape, que permite enviar una señal al motor para que este regule la mezcla de aire/gasolina de manera óptima. Cuando la sonda lambda está dañada o desgastada, la señal es errónea: el vehículo entra en «modo degradado» y es muy probable que no pueda superar los 50 km/h. La otra causa posible del encendido del testigo es el catalizador. En caso de estar dañado, no podrá transformar las sustancias contaminantes que contienen los gases de escape en sustancias menos nocivas: la sonda lambda puede enviar una señal de alerta al motor, que entrará asimismo en modo degradado. La única solución es sustituir las piezas defectuosas lo antes posible.
Sí, el convertidor catalítico o catalizador tiene una vida útil limitada y debe sustituirse con frecuencia según las recomendaciones del fabricante, o incluso antes, en función del uso más o menos severo que se haga del vehículo. El catalizador permite transformar o reducir de manera importante los componentes más contaminantes que contienen los gases de escape, y especialmente, los hidrocarburos no quemados: el monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno y las partículas. Si el catalizador está deteriorado, los componentes nocivos se liberarán completamente a la atmósfera, y en consecuencia, su vehículo dejará de respetar los niveles de contaminación autorizados. Se trata de un elemento prohibitivo en la ITV.
Depende del tipo de vehículo, del uso que se haga del mismo y del entorno en el que se utilice habitualmente. En las regiones húmedas o cercanas al mar, por ejemplo, las líneas de escape tienden a degradarse prematuramente a causa de la oxidación. En general, la línea de escape se debe sustituir parcial o completamente cada 8 ó 9 años de uso en condiciones severas. En esas mismas condiciones, un catalizador puede tener una vida útil más corta. El presilencioso y el silencioso, diseñado para reducir los ruidos, también pueden requerir el remplazo a partir de 40.000 km, y rara vez más allá. Las sondas lambda se sustituyen cuando se diagnostica que están defectuosas, sobretodo cuando se realiza el test de polución o cuando se detecta un funcionamiento irregular del motor.
El filtro de partículas o FAP, se monta ocasionalmente en los modelos diésel actuales. Presente en la línea de escape, este filtro un tanto particular, permite bloquear, almacenar y eliminar a alta temperatura las partículas de carbono y los hidrocarburos no quemados presentes en los gases de escape que pueden ser perjudiciales para la salud. Garantiza un funcionamiento muy «limpio» que participa en la conservación del medio ambiente, incluso durante el arranque en frío. El filtro de partículas debe revisarse con frecuencia, puesto que puede saturarse y provocar averías o una pérdida significativa de la potencia. Se trata de una pieza de desgaste cuya vida útil varía en función del uso del vehículo.